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Sevillanos ilustres: Bartolomé Esteban Murillo

     Un personaje insigne de Sevilla, es el gran pintor Bartolomé Esteban Murillo. Creador de grandes obras, fue el máximo exponente del barroco español en cuanto a pintura se refiere. Su nombre toma el Murillo del segundo apellido de su madre. Hijo de Gaspar Esteban y María Perez, pasó la mayor parte de su vida en Sevilla, dónde nació en a finales de 1617. La fecha exacta es desconocida, pero se intuye de su partida de bautismo fechada el 1 de Enero de 1618 en la Iglesia de la Magdalena.
La mayor parte de su obra fue dedicada a los temas religiosos, ya que era un gran defensor -como buen sevillano- del dogma de la Concepción Inmaculada de María. Autor de de La Virgen de la Servilleta, La Inmaculada Colosal, Niños comiendo uvas y melón, entre otros, tuvo una vida plagada de éxitos que no paraban de salir de su pincel y de su paleta. Pero parece ser tuvo un final desafortunado.

Murillo se encontraba realizando el retablo del convento de los capuchinos de Cádiz. Dicho retablo, poseía grandes dimensiones, lo que hacía que fuera necesario un andamio para trabajar en su parte superior. Como decíamos, el infortunio hizo que Murillo cayese desde lo alto del andamio, lo que provocó el agravamiento de una hernia instestinal que llevaba consigo desde hacía tiempo, unos meses más tarde, le produjo la muerte.
Al dictar su última voluntad, pidió ser enterrado en la iglesia de Santa Cruz y que le dijeran misas en dicha iglesia y en el convento de la Merced.
Y así se hizo.
Mas adelante en tiempos de la ocupación francesa, la primitiva iglesia de Santa Cruz desapareció y dejó el solar en el que hoy encontramos la plaza de Santa Cruz, que da nombre al archiconocido barrio sevillano. Es por ello, que se sabe que Bartolomé Esteban Murillo está enterrado en algún lugar de dicha plaza, pero se desconoce su exacta ubicación, aunque una lápida colocada por encargo de la Academia de Bellas Artes, lo recuerda.
Sevilla reconoce a Murillo como uno de sus hijos predilectos. Es por ello, que existen varios lugares en la ciudad que se homenajean al magnífico pintor, tales cómo la Plaza del Museo, frente al museo de Bellas artes ya que se considera uno de los fundadores de la academia de bellas artes de Sevilla. Otro enclave en el que se recuerda al insigne pintor, es en el monumento a la Inmaculada, aquí se representa por su destacada vinculación a la defensa del dogma inmaculista. En el Palacio de San Telmo, formando parte del conjunto de "Sevillanos ilustres" que Antonio Susillo realizó para los duques de Montpensier.  Asimismo, en la calle Santa Teresa, se ubica la casa en la que Murillo vivió sus últimos años, que fue casa-museo aunque actualmente se está tratando de devolver su aspecto original -después de que se utilizara como edificio de oficinas desde 1988. Y cómo no citar los Jardines de Murillo, junto al Alcázar, en los que disfrutar de bellos paseos en la primavera sevillana.

Comentarios

  1. En verdad que tuvo mala suerte el maestro. Nos dejó mucho legado, pero podría habernos deleitado aún más.
    Una entrada muy interesante que todos deberíamos de conocer.

    Saludos

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