por el agua muy enturbiada
de la Macarena a Triana
miles de lágrimas derramadas
por no ver sus Esperanzas
por sus calles paseadas.
Ni al Silencio ni al Calvario
ni tampoco a los Gitanos
ni al Dios más sevillano,
que con paso racheado
va de su cruz tirando.
Llora Sevilla empapada
por inoportuno temporal
con fervor y ESPERANZA
anhela su madrugá.
José Miguel Mancera de Miguel 22 de Abril de 2011
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