Don Marcelo de Sevilla -como llamaban al cardenal arzobispo de Sevilla, monseñor Marcelo Spínola- al tomar posesión de su cargo en 1896, publicó en el boletín eclesiástico, una carta pastoral dirigida a su archidiócesis en la que recordaba: "Nadie que esté medianamente versado en el dogma católico ignora que el primer grito que se oyó en la iglesia para pedir la definición dogmática del Misterio de la Concepción Purísima de María, salió de España y partió de Sevilla". Existen datos mucho más antiguos sobre el misterio que hoy celebramos, pero fue allá a principios del siglo XVII, cuando se originó una "batalla", entre los valedores de la idea de que la Virgen María fue concebida sin pecado original y los escépticos a esa idea, que defendían que María fue "limpia" tras su concepción, como mantenían los dominicos, que aunque celebraban la fiesta, hablaban de "sanctificatio", no de "conceptio".